11 de junio

-Algún día tendrás tu casa- me digo - algún día la tendrás y no necesitarás llevar ropa y fingir la vida.

I. El cuerpo me pesa. El calor hace que mi cuerpo no funcione con normalidad, que todo se mueva lento, que camine lento, que bese lento. 

II. Culpo al tiempo de mi falta de ganas, de mi desilusión, de mi rabia por mi primera explotación laboral, de mis ganas de huir que cada día son más fuertes e incontrolables. Necesito emigrar, salir del nido, tener un rincón propio en el que escribir y llorar a partes iguales con música clásica de fondo.

III. He vuelto a escribir, algo que no dejaré que nadie lea porque no me inspira la suficiente confianza, porque no sé si expresa lo que quiero transmitir al mundo: el dolor, la ausencia, la dificultad de crecer.

IV. Echo de menos sus labios en mi cuerpo. Su cuerpo cura mi cuerpo, sus manos curan mi cuerpo, sus labios en mi vientre calman a mis ovarios, calman mi ansia de vida, mi ansia de devorar todo lo que tenga cerca.

V. Vuelven las noches de verano sin dormir. Los pies escalando por la pared, la lamparita encendida sin alumbrar nada, los libros empezados sobre la mesa, la ropa por el suelo, las sábanas sobre mi cuerpo.