suena Tighten Up de The Black Keys y vuelvo a enfrentarme a la página en blanco. Mis pensamientos se disipan. Hace días que no recuerdo lo que sueño a excepción de las pesadillas, que siempre están ahí, atentas, acechando entre las sombras de la oscuridad de la habitación. Huyo de ellas, de las personas que salen en ellas y de las personas que llegué a querer -en algún momento- y que ya no.
la vecina de enfrente -anciana, muy anciana- se asoma a la ventana cada vez que decido salir a la terraza y alimenta a los pájaros. pequeños gorriones flacos que quieren comer y comer y comer, y que pian y revolotean por las ventanas esperando más pan, algo más, lo que sea. a veces la miro y pienso en todo aquello que quiso decir y que no dijo. a veces la miro y me veo a mí en un futuro lejano, y me pregunto qué pasará por su cabeza cuando mira con atención a la televisión mientras come y bebe agua junto a la ventana.
y la miro, la observo y pienso. intento encontrar algo de mí en ella y no veo nada. solo negro.
ayer salimos a pasear por el campo y hacía tiempo que no me sentía tan plena. respirar el aire, feliz, caminar, ver como las flores poco a poco van creciendo y saliendo a la luz, dejando atrás este invierno que todavía permanece de vez en cuando.